Efecto Invernadero

El proceso del efecto invernadero empieza con la luz solar que incide sobre la superficie de la Tierra. Luego, una parte de esta energía es irradiada nuevamente hacia la atmósfera en forma de onda larga. En la atmósfera, los gases como el dióxido de carbono, metano, el vapor de agua y otros, absorben esta energía radiada por la superficie de la Tierra. Como consiguiente, este proceso de absorción que es molecular, vuelve a irradiar esta energía de forma multidireccional y, por lo tanto, esta energía absorbida vuelve a alcanzar la superficie del planeta como energía térmica, es decir, calor.

En la figura abajo se puede visualizar el esquema de cómo funciona el sistema del efecto invernadero natural: empezando con el ingreso de la radiación solar a las capas atmosféricas; luego, la emisión en onda larga de la tierra hacia la atmósfera; la captación de la radiación de onda larga de la superficie por los gases de efecto invernadero (GEI); y, por último, la radiación solar liberada al espacio desde la Tierra. Esta radiación que se queda atrapada en la atmosfera es la responsable por el efecto invernadero.

Representación del efecto invernadero natural de la Tierra.

Representación del efecto invernadero natural de la Tierra. Créditos: AEMET.

Estos procesos, que ocurren debido a los GEI, ya estaban presentes en la atmósfera terrestre antes de la evolución humana, sin embargo, han tenido incrementos significativos desde la revolución industrial. Las principales causas de su incremento están relacionadas con el incremento en el uso de los combustibles fósiles, en la contaminación del aire por las actividades industriales, el transporte, la deforestación, entre otros.  Los GEI son:

  • Vapor de agua (H2O)
  • Dióxido de carbono (CO2)
  • Metano (CH4)
  • Óxido nitroso (N2O)
  • Ozono (O3)
  • Clorofluorocarbonos (CFC)

Es importante resaltar que no todos los gases que componen la atmósfera generan el efecto invernadero. Por ejemplo, el nitrógeno (N2) y el oxígeno (O2) son compuestos de apenas dos átomos que están unidos por enlaces fuertes y, por lo tanto, no vibran mucho y no absorben tanto el calor como los GEI que tienen por lo menos tres átomos unidos por enlaces más débiles. Entre los gases que contribuyen al cambio climático, vale la pena mencionar el dióxido de carbono (CO2), ya que es el principal causante del efecto invernadero emitido por la actividad humana; y el metano (CH4), que aunque tiene menor presencia en la atmósfera, tiene el potencial de atrapar el calor aproximadamente 30 veces más que el CO2. Las fuentes de ambos gases son: 

    Fuentes naturales y antropogénicas de dióxido de carbono y metano.

    Fuentes naturales y antropogénicas de dióxido de carbono y metano. Créditos: CIIFEN.